viernes, 28 de octubre de 2016

Recuerdos

Fran sabe dónde está la habitación. Abre la puerta y pulsa el interruptor. Hace malabares para evitar su reflejo en el espejo ovalado. Apoya el paraguas sobre la cómoda de madera y se mete en la cama con gabardina y zapatos. Esta será la cuarta noche sin dormir. Lleva a la espalda varios cafés y el miedo a que se le meta dentro. Hay pasos en la escalera. Alguien sube. Apaga la luz y se cubre la cara con las mantas sofocándose por el calor que exhala su propia respiración. Oye el crujido de la puerta. Empieza a tiritar. Se trata de una mujer. Ha estado antes allí. Lo deduce porque los tacones se desplazan a oscuras cómodamente por el dormitorio abriendo y cerrando las gavetas del armario. Si ha venido a robarle no encontrará nada de valor. Que se vaya. Pero que se vaya ya. Ella suspira y le pregunta entre susurros si está dormido. ¿Habla con él? Le ha descubierto. Quizás haya sido el paraguas. ¡Jodido error de principiante! Ha dejado una prueba fehaciente. También ha dejado un arma. Mantiene el silencio concentrándose en los nombres de los dedos de la mano. Los repite una y otra vez aplacando la tensión, aunque no recuerda cómo se llama el más pequeño. Ella abre el cajón de los pijamas. Fran lo reconoce porque suele encajarse y hay que sacarlo tentándolo con ambas manos guardando el equilibrio. Suena a ropa revuelta. La mujer tropieza bruscamente. Casi se cae. Suspira de nuevo y sale del dormitorio. Adónde habrá ido. Fran enciende la lámpara. Se yergue con pulso acelerado y sudoración porcina. Se ha llevado el paraguas. La única posibilidad que tenía de defenderse. Sortea el charco de agua en el parqué y rebusca sigiloso entre sus cosas. Los relojes y las estilográficas siguen ahí. Contiene el aliento. Bajo el joyero que le sirve para organizarlos hay una nota doblada. No la había visto antes, pero el papel está manoseado. Se la acerca a los ojos hasta que distingue letras. Hay una fecha. Han pasado siete años. «Te querré hasta cuando no te recuerde», lee. Está firmada por él. Debe ser él, porque pone Fran. Un escalofrío le calcina como un rayo. Su depredador. Intuye que ya le ha penetrado. Esta vez el cabrón ha sido raudo. De nuevo, los pasos en la escalera. Esta vez son más lentos. Más cansados. Las manos convulsionan tratando de dejarla en su sitio y cae una fotografía. Muestra una pareja. Están cogidos la mano, vestidos de novios. Él sonríe. Una sonrisa natural, espontanea. No la ha forzado para el retrato. Realmente es feliz. Fran se ha quedado tan embobado que no se ha dado cuenta de que está enfrentado al espejo. Da un brinco. Se mira. Horrorizado, levanta la imagen hasta la altura de su cara. Es él. Se acongoja al percatarse de que la mujer está en el umbral de la puerta. Le observa en silencio como una aparición espectral de aspecto melancólico. Se sobrecoge al reconocerla. Está convencido de que es ella. La que le agarra la mano en la foto. Le aborda el impulso incontrolable de chillar, pero su voz se estrangula en la garganta. ¡Sal de mí! Se flagela avistando una tormenta eléctrica en su cabeza. Pero no sale. Nunca sale. Se alimenta de sus recuerdos, cada día más voraz. Lo asume con resignación. Sonríe a la desconocida. Esta vez, sí es una sonrisa preparada. Pero ella se la ha devuelto. Se le aproxima y, con ternura, le ayuda a quitarse los botones de la gabardina húmeda. Él se deja, desconfiado. Examina cada detalle sometido a un vacío atronador. Entonces tiene la certeza de que, aunque no lo entienda, está haciendo lo correcto. Que así encubre a su depredador.

domingo, 23 de octubre de 2016

La luz que no puedes ver

Gracias a mi amigo Pablo Roldán llega a mis manos esta novela tan significativa de Anthony Doerr, ganadora del premio Pulitzer 2015 y, a mi juicio, muy merecedora de ello. La he leído hace tiempo, concretamente en enero del 2016 hacia la llegada de los Reyes Magos o, como dicen en la segunda lengua más hablada después del Chino, Three Wise Men (siempre me ha hecho gracia esta traducción), pero por una serie de sucesos personales y profesionales no he podido compartirla con vosotros hasta ahora, y era de esas cosas que no merecían esperar más.

¿De qué va la novela?

La trama se compone de dos historias que se entrelazan a medida que avanza el argumento. De un lado tenemos a Werner, un muchacho alemán que se ve abocado a participar activamente en la guerra como consecuencia de tener un talento innato en base a la fabricación y reparación de aparatos de radio.

De otro, a Marie-Laure, una joven ciega parisina cuyo padre trabaja como responsable de las cerraduras del Museo de Historia Natural, y que se ve obligada a huir cuando los nazis ocupan la capital llevándose la más preciada joya del centro.

Ambos caminos se entrecruzarán en una trama escrita bajo una caligrafía cercana y preciosista, con espléndidos detalles que le sitúan al lector directamente sobre el escenario, tomando como hilo conductor valores como la bondad y la solidaridad frente a la hostilidad inherente a la beligerancia de toda guerra y, en el caso que nos ocupa, la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de Wikipedia
Contexto histórico

La novela se desarrolla durante la ocupación nazi de Saint - Maló, la joya más brillante de la Costa Esmeralda en la Bretaña Francesa. No creo que debamos catalogarla como novela histórica, puesto que el principal objetivo del escritor es narrar cómo viven la guerra ambos protagonistas desde las perspectivas de sus países de origen, sin llegar a hacer un examen exhaustivo, como tantas otras, de la actuación del Fürher, el Holocausto judío o la división de fuerzas.

La guerra es un escenario en el que se enmarcan sus actuaciones y, como tal, Doerr ofrece pinceladas -que, por otro lado, son fundamentales-, sobre la nueva mentalidad que se gesta en Alemania y que arrastra Werner sin darle opción a decidir, presentándole en situaciones a las que debe adaptarse aun sintiendo que no encaja, de la misma manera que Marie-Laure se ve obligada a huir de París y entablar una nueva vida en Sain- Maló, un paraíso lleno de detalles que saborea exponiendo todos sus sentidos bajo la sombra del temor que imprime la ceguera y la intranquilidad que aporta la desinformación.

Doerr pasa por las «grandezas» de las juventudes hitlerianas y el incendio que vivió Saint-Maló como medios de locomoción que fuerzan el encuentro de los dos niños.

Una vez más, se recalca la gran pérdida que suponen este tipo de conflictos, especialmente en mujeres y niños.

Fotografía de Wikipedia
Anthoy Doerr

Personalmente no le conocía hasta ahora. Es licenciado en historia, autor de libros de relatos como Four Seasons in Rome o la novela About Grace. Sus obras han logrado varios premios, desde el Barnes & Noble Discover Prize, el Rome Prize, el New York Public Library's Young Lions Award o el 2010 Story Prize, entre otros muchos.

En 2007 la revista literaria británica Granta le incluyó en su lista de los veintiún mejores novelistas estadounidenses.
Fotografía de Wikipedia
Opinión personal

Sin duda alguna merece una lectura esta obra maestra que, a pesar de ser extensa, no tiene desperdicio y se lee fácilmente desde una perspectiva nostálgica que no deja de fomentar en el lector la única pregunta que cabe en estas historias: ¿por qué?

Editorial / Precio

La edición en papel, que es la que yo he leído, es de SUMA, al precio 19,90 €. Por supuesto, la podéis encontrar en digital en plataformas como Amazon por mucho menos. Son 658 páginas que presentan una lectura sencilla y accesible a todos los públicos, con grandes dotes de dramatismo.



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