Reseña de Una historia
de policías, de Esteban Navarro Soriano,
Ed. Playa de Ákaba, 2017.
Esteban Navarro
Soriano nos descubre una trama intrigante y adictiva, protagonizada por
antihéroes que rompen con los estereotipos social y literariamente prefijados:
policías vocacionales al servicio de sus valores éticos, de la Ley y de los
ciudadanos.
El escritor murciano, finalista del Premio
Nadal 2013 con su obra La noche de los
peones y reconocido por Amazon como uno de los fundadores de la Generación
Kindle, aborda el argumento asfixiante de cinco amigos corruptos, presos de una
cadena de favores —y de chantajes emocionales—, que se verán inmersos en un
laberinto de periplos delictivos de los que les costará trabajo hallar la
salida.
Sirviéndose del personaje Lorenzo Noguera,
que narra la historia en primera persona y presenta la perspectiva más neutral
del grupo, el autor nos da a conocer a cinco colegas que coinciden en la
escuela de policía de Ávila en 1995, y que entablan una fuerte amistad que
estrechará sus lazos a medida que aumenten los secretos entre ellos. Secretos
insondables, que ahondan en el lado oscuro de la legalidad. Secretos
inconfesables, que les mantienen unidos como una cuerda de reos. Secretos que
hay que encubrir, porque han salido a la luz. Ya que, como dice Navarro
Soriano, «la mejor forma de preservar un secreto, es no contar a nadie ese
secreto.»
Y, a pesar de que estos amigos, recién
salidos de la Escuela de Policía, son destinados a diferentes plantillas
aportándoles un halo de esperanza que les permita librarse de su pasado
conflictivo, veinte años después volverá a encadenarles un nuevo problema: en
el maletero del coche de Antonio Padilla hay un cadáver. Hay que sacarle las
balas del cuerpo para que no le relacionen con el arma de Padilla y hay que
deshacerse de él.
El escritor galardonado hace uso de su
maestría en las descripciones de las situaciones presentadas cumpliendo, una
vez más, las expectativas de los lectores y desarrollando un ritmo frenético,
plagado de sobresaltos, hasta el propio desenlace.