sábado, 14 de enero de 2017

Tú, tan lejos, de Úna Fingal. Reseña de la periodista María de los Ángeles Gutiérrez.


Úna Fingal

Transcribo lo que Playa de Ákaba, editorial con la que escribe, dice de Úna Fingal, puesto que es una información muy completa y, según creo, muy interesante para dar a conocer a la autora.


Es el seudónimo de Isabel Laso (Lleida, octubre 1964).

Vive en Barcelona. Autora de novela y teatro, inicia su trayectoria como directora de escena y actriz, trabajando para teatro, cine y televisión, también como guionista. Diversos textos suyos han sido llevados a escena.

Funda su propia compañía, KathArsis TheAtre, en 2003. Articulista, profesora de Escritura Creativa, conductora de clubes de lectura y editora, son otras actividades que también ha desarrollado. Con La canción del bardo, primera novela de su trilogía irlandesa, gana el I Premio de novela de Playa de Ákaba. Ha participado en el libro colectivo Generación Subway Breve Vol. I (Playa de Ákaba, 2014) con su relato La Claraboya. Es autora de La noche de los fulgores, (Playa de Ákaba 2014); De súbita veritas, (Amazon 2014); La Llibreta del Pànic, (Amazon 2012); Largo Recorrido, (CIKLOS Editorial 2011) y La Última Frontera, (Lulu 2011).

Además ha publicado cuento y poesía en diferentes revistas literarias. Amante del suspense, el conflicto personal y la historia, su campo de investigación se centra en la literatura e historia irlandesa. Fingal (Fine Gall en irlandés, significado "tribu extranjera", p.e. nórdicos) es un condado administrativo de la República de Irlanda, formado por parte del condado histórico de Dublín. Quizás, por ello -le preguntaremos a ella directamente-, su pseudónimo.



Sus novelas son psicológicas, de época, con buenas dosis de misterio, y romanticismo. También gusta de cultivar el relato, y mediante él, es capaz de adentrar al lector en un tenso mundo de realidades paralelas, donde lo imaginario y lo real convergen en una delgada línea difícil de percibir. Es miembro del movimiento literario Generación Subway y de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña.

Tú, tan lejos


La escena se desarrolla en un pueblecito del Pirineo Catalán, en la época de los años 20, siendo los principales protagonistas Eloísa Monfort y Thomas Ward.

Monfort huye de un pasado vergonzante y se reinventa como institutriz de una pobre mujer trastornada, Cristina Barral, siendo recién llegada en un escenario hostil y enigmático en el que todos los personajes son sospechosos de la desaparición de Eva, la esposa del que será el amor de su vida: Ward, el médico irlandés. Eloísa Monfort se verá involucrada en una misteriosa trama que le llevará a descubrir secretos inconfesables, siendo partícipe de una experiencia extraordinaria que la marcará el resto de su vida.


Se trata de una obra diferente, que engloba un conjunto de conflictos personales y familiares, pasiones ocultas y misterios, en la que Fingal emplea una gran maestría en la descripción de los paisajes, invitando al lector a que le apetezca introducirse en ellos.

La novela está escrita con un lenguaje ágil y apetecible, cómodo, digno de proporcionar al lector la facilidad de disfrutar con el único obstáculo del propio suspense bien dirigido, entrelazado con los sinsabores de que es partícipe la protagonista de la trama.



Opinión personal

Personalmente, tengo que decir que es mi primer acercamiento al trabajo de la autora y me ha encantado su forma de narrar y el misterio que consigue mantener hasta el final de la trama.

Recomiendo a todos los lectores que cuenten con esta novela en su biblioteca personal como una obra cercana y entretenida, que invita a leerse de principio a fin.

Puedes adquirirla en papel, al precio de 9,95 €, pinchando en el siguiente enlace.

jueves, 12 de enero de 2017

Reseña de Equinoccio, por Eduardo S. Aznar


Eduardo Sánchez Aznar,
autor de la novela El manipulador de sueños y relatos breves incluidos en la colección Generación Subway, aporta su reseña sobre Equinoccio

Desde una ventana en penumbra, una silueta difusa contempla la calle. La luz platea la copa de los árboles e ilumina la parada del autobús, pero una negrura brillante se enseñorea de la escena y proyecta su fulgor opaco hacia el espectador, atraído hacia esa tiniebla rutilante.

Así es la portada de ‘Equinoccio‘. De las sombras al esplendor de lo negro. Jimena Tierra dirige su mirada hacia el reverso más oscuro de la espiritualidad, hacia el corazón tenebroso de ese universo cerrado que son las sectas satánicas. Para ello vertebra la historia de la novela a través de dos tramas que discurren en paralelo.

Eduardo, el Hurón, lleva mucho tiempo envuelto en las sombras. Carece de amigos y de estímulos que le hagan asomarse más allá de su escritorio, al que le encadenan las oposiciones a juez. Su madre es el único personaje real de ese mundo detenido, y la ventana desde la que observa la calle, su única conexión con el mundo exterior. Pero en la marquesina del autobús aparece Verónica, y Eduardo, ávido de compañía y experiencias que le ayuden a quitarse el polvo de los libros, se lanza en pos de la chica hacia un mundo deslumbrante: deseo, sensualidad, la vida a borbotones… y la consideración de una vida «formal» como inútil, junto a las ilimitadas posibilidades de una moral sin moral.

Muy cerca de allí, el detective Anastasio Rojo sobrevive a duras penas a la desaparición de su hija, muerta en muy sombrías circunstancias. Al borde del abismo, Rojo se aferra a la investigación de su último caso, el suicidio de un joven que pudiera tener la edad de su hija. O la de Eduardo. Tal vez la de Verónica.

Eduardo duda, anclado aún al deber, al recuerdo de su padre, a su madre. Pero el irresistible encanto del lado oscuro lo guía hasta el mismo tren donde Verónica, en vagones luminiscentes, se adentra en un túnel cada vez más negro. Un descenso hacia las profundidades de su propia alma. Por la vía contraria discurre la peripecia de Rojo. El detective se reinventa a sí mismo de sus propias cenizas, del malditismo a que su destino parecía condenarle, e inicia un viaje en sentido contrario al de Eduardo. Desde el abandono más absoluto, el detective descubre los destellos de esa luz que parece brotar de un diamante negro, y que le muestra hacia dónde se dirigen los raíles.

Cuando ambos trenes se encuentran, Rojo comprueba que la aventura de los dos jóvenes es mucho más tenebrosa que la suya. En un esfuerzo que le supera, el desahuciado detective suma aliados para enfrentarse a Seth, el mismísimo rostro de las tinieblas, que atrae a sus acólitos como la luz a las polillas destinadas a la abrasión.

Jimena Tierra atrapa al lector en ese juego de luces y sombras, donde cada encuentro, cada personaje y cada situación abre paso a otra, como las muñecas rusas. La autora huye de la casquería y el susto fácil, aunque sin ahorrar al lector la crudeza en escenas que la autora describe con fidelidad, tras muchas horas dedicadas a documentarse sobre el inquietante mundo de las sectas, atrayentes y destructivas.

La novela responde a los cánones del mejor género negro, con una atmósfera asfixiante y el retrato implacable de una juventud y una sociedad débiles. Pero la mayor virtud de Equinoccio es, sin duda, la integración del lector en sus páginas. Cuando las certezas de Eduardo se tambalean, el lector flaquea con él. La autora consigue elevar la suspensión de incredulidad a cotas inesperadas, hasta interrogarnos sobre la fortaleza de nuestra propia moral, el irrenunciable atractivo del placer sin límites y la eliminación de toda culpa.

Así es como, con una voz propia y una narración trepidante, Jimena Tierra nos enfrenta a nuestro espejo. ¿Hasta qué punto pueden aguantar nuestras convicciones la atracción de las tinieblas? ¿Y si estas se presentan, no entre brumas ni amenazas, sino bajo una capa tan bella como excitante? ¿Y si un día ella aparece en esa parada de autobús? ¿Elegiremos el escritorio en penumbra o bajaremos a la calle? Y, sobre todo, ¿sabremos orientarnos en el resplandor de la oscuridad?



‘Equinoccio‘ es una novela para reflexionar sobre los límites del relativismo moral y el individualismo. Sobre la necesidad de someter a perpetuo escrutinio las ideologías y los liderazgos. Sobre la soledad como la peor y más rápida forma de victimización, de deshumanización.

Una novela para leer, pensar… y temblar.

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sábado, 7 de enero de 2017

El vestido de Godiva, de Miguel Hernández García

[Solo en llamadas de emergencia 
asumimos que somos estiércol
nutriendo campos de cicatrices
a punto de germinar...]

Así empieza "Estiércol", uno de los poemas más profundos con que el autor, Miguel Hernández García, nos presenta su obra lírica El vestido de Godiva y en la que, como él mismo dice, su alma cabalga "desnuda, vestida solo con su castidad", despojándose del colorido y la ornamentación para ahondar en el verso libre y realista.
Miguel Hernández García 

He tenido la oportunidad de conocer a este joven autor salmantino a través de Playa de Ákaba. Uno de los primeros colaboradores en la editorial, con una calidad tan perfilada, técnica como humana, es licenciado en Traducción e Interpretación y en Comunicación Audiovisual, con un recorrido profesional ligado a las letras que ha pasado por la traducción, la formación y el periodismo.

En el terreno literario, resultó finalista en el Primer Premio de Poesía Playa de Ákaba con su primer poemario, Catálogo Evaporado, y ha colaborado en multitud de antologías de la editorial, tales como Cuentos de Navidad, Generación Subway Crímenes Callejeros, No me silencies, escúchame, etc. Tiene una entrevista muy interesante en la revista digital de PdA que podéis leer en este link.

Miguel Hernández García no trabaja con seudónimo a pesar de su poeta homónimo oriolano poeta de 1927, precisamente por el orgullo que le supone llamarse como tal y llevar en su interior el mismo fuego. Además, dirige un blog de poesía al que podéis acceder desde el mismo El invierno de las letras http://catalogoevaporado.blogspot.com.es/.

Os invito a reflexionar sobre la respuesta que el autor aportó, en la antología Hablar de libros es bueno, a la pregunta ¿cree que uno de los problemas de la sociedad española, en referencia a la cultura, es que la población se encuentra demasiado focalizada en política, fútbol o televisión?: [... no me parece que sea un problema que la gente ponga su atención en la política o incluso en el fútbol. Al contrario, creo que puede llegar a ser beneficioso. Sin embargo, sí veo que la banalización de esos sectores lleva a la gente a una simplicidad peligrosa y a centrarse en aspectos accesorios. La cultura (si existe un «ente» como tal) ha de hacerse hueco en todo ello, no solo tratando de tener más presencia, sino haciéndola valer cuando llega a tenerla. La literatura, como la música o el cine, han de llegar a la gente de un modo positivo, exponiendo sus bondades y no de un modo forzado que a veces lo que consigue es lo contrario, un efecto disuasorio. ...].

Apasionado de temas variados que le permiten tener una visión amplia de la literatura y, en concreto, muy enriquecedora de la lírica, dirige un blog de letras de canciones desde hace más de diez años http://fitisongs.blogspot.com.es/.


Foto: Ruth Álvarez López

El vestido de Godiva

El autor de obras como Catálogo evaporado o Amorfeo, se adentra en una selección de poemas que le desnudan su corazón ante los lectores.

Con un interesante prólogo de la directora de la editorial y poeta, Noemí Trujillo, que se detiene en poemas espléndidos como Imperativo, Postillas o Destierro, Hernández García cincela frases genuinas e inigualables, como "recubre tu honradez con el tejido / cosido en las ruecas de la conciencia." o "...de un sistema consumido / por la ceguera de la paciencia...". "...El sueño ha encontrado en tus ojos / el terreno perfecto en donde ir a acampar." o "Vive desmadejando / los maullidos extraviados de la noche".

Como podéis leer, a muy grandes rasgos, es un tono personal, distinto, precioso, digno de una lectura sosegada porque cada palabra tiene un significado concreto y, cada poema, un fin. "Vive acostumbrada / a morderle las uñas al hambre. / Rasguños tatuados por noches vacías"

A los amantes de la lírica les recomiendo un libro de alto contenido emocional y social, variopinto y, especialmente, sin ropajes ni abalorios. Miguel Hernández García. Un gran poeta de nuestra generación.

Podéis adquirirlo a un precio irrisorio pinchando AQUÍ.