La novela, publicada en 1991 por una de mis editoriales favoritas (no por casualidad, sino por acoger a muchos autores que no dejan de fascinarme), Seix Barral, ha sido recomendada en colegios e institutos por su cercanía con el lector y su capacidad de extraerle una sonrisa con misma la facilidad con que lo hace en el asombroso viaje de Pomponio Flato,el Misterio de la cripta embrujada o la aventura del Tocador de Señoras. Sin embargo, no sólo no ha pasado de moda en el 2014, sino que podría ser extrapolada sin dificultad a cualquier adulto que desee pasar un rato agradable "alejado del mundanal ruido" que mentaba Fray Luis de León.
A pesar de haber sido traducida en cinco idiomas, esta lectura no ha sido especialmente galardonada. Pero eso no nos importa en esta ocasión, ya que es uno de esos libros que dejan un refrescante aliento en la boca expuestos con la genialidad y talento de un maestro. El autor de pilares en la literatura española contemporánea como La verdad sobre el caso Savolta (Premio Crítica 1975), la Ciudad de los Prodigios ( Premio Ciudad de Barcelona 1987 y finalista Premio Medicis 1988) y la reciente Riña de Gatos. Madrid 1936 (Premio Planeta 2010) escribiendo Sin noticias de Gurb a través de su Cataluña natal, huye de los mecanismos de expresión tradicionalmente estructurados escogiendo un experimento de redacción a partir de perspectiva paradójica que supone un claro fomento y estimulación a la lectura de jóvenes y no tan jóvenes.
Lectura entrañable, sencilla, ligera y plenamente recomendable para una tarde de agosto, con el alquitrán del asfalto derritiendo las suelas de goma. En especial, para aquellos que a pesar de la gran bola de fuego que flota en el firmamento, aparentemente eterna e indestructible, no consiguen verla y viven en la sombra: tal vez, aunque no les abrase, les anime a disfrutar de un texto placentero y cómico.
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